Vuelta a los (mis) orígenes
Tarde con Marín (Hache). Noche con la Coixet en Cosas que nunca te dije. No son las mejores, pero sí son de las películas más importantes para mi. Porque hay que buscar razones para seguir viviendo, y porque una de esas razones es amanecer borracha en los bares filosofando con los amigos. Porque puedes querer tanto a alguien que el miedo a perderlo haga que lo jodas todo y acabes perdiéndolo de todas maneras, porque las cosas que no se dicen suelen ser las más importantes y porque es difícil dejar de querer a alguien a quien a penas has conocido.
Porque ambas me hablan de la soledad, de esa soledad que a veces sientes auque estés rodeada de gente, aunque sepas que esa gente te quiere y se preocupa por ti. Porque la cuesta de enero sigue siendo muy empinada, y más a 2000 km de distancia. Porque a mi, como a Don, los domingos me aterran y porque como Hache no sé lo que quiero hacer con mi vida.
Como diría Rob Gordon, ¿me siento miserable porque veo esas peliculas o veo esas películas porque me siento miserable? Es un círculo vicioso del que no puedo ni quiero escapar. Vi por primera vez Cosas que nunca te dije cuando tenía 15 años, y esa certeza de lo crueles que pueden ser las relaciones y cómo la gente no puede estar junta aunque sean perfectos los unos para los otros me marcó profundamente. ("¿Por qué a los padres les cuesta tanto hablarles a los niños de sexo? Lo realmente difícil es hablarles del amor") ¿Cómo puedes estar total y absolutamente enamorada de Don, que no sólo es un personaje ficticio sino que es un personaje ficticio destruido, deprimido?
Martín (Hache) me la dejó Aldara. No recuerdo cuando, deduzco que debió ser por la misma época, sólo recuerdo llorar y llorar y no conseguir entender por qué somos tan crueles con la gente a la que más queremos. En esta ocasión me enamoré de Juan Diego, de Cecilia, de Eusebio y de Federico, de todos por igual, pues todos son igual de autodestructivos.
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Es probable que ahora mismo no fuese la misma persona que soy si no hubiese visto esas dos películas, si no me hubiesen afectado tanto, si no me sintiese, cada vez que las veo, completamente embaucada, identificada y hechizada por cada palabra, cada gesto, cada mirada.
Si hoy no hubiese visto estas películas no estaría ahora escribiendo esto, vosotros no lo estariais leyendo, y yo no me iría a dormir con esa sensación de soledad y de tristeza, pero ya iba siendo hora. Hacía mucho que no me sentía así, y de vez en cuando me gusta, porque me recuerda a como me sentí en otros momentos que no quiero olvidar.
(No se asusten mis pequeños lectores, estoy estupendamente, pero a veces necesito un poco de desahogo y un poco de tristeza para dormir un poco mejor)